Pasemos ahora a la paradoja del tiempo para sistemas en movimiento.
Frecuentemente se utilizan las transformaciones de Lorenz para su "resolución":
ellas permiten confrontar todo el continuo de tiempo con un momento de tiempo
. Notemos que,
si cotejamos los intervalos de tiempo, el procedimiento de sincronización del
origen de coordenadas no tiene importancia. Supongamos que tenemos dos pares de
relojes ((1,2);(1',2')) que están separados de manera uniforme en el espacio y
que están sincronozados por pares en sus sistemas
y
(Fig. 1.3). La
sincronización puede realizarse, por ejemplo, mediante una fuente infinitamente
alejada y ubicada sobre la perpendicular al plano de los cuatro relojes (esto
será expuesto más detalladamente en el párrafo acerca del establecimiento de un
tiempo único absoluto).
Entonces para cualquier intervalo de tiempo
![]() |
(1.1) |
Pero, según las transformaciones de Lorenz en el momento en que los relojes
coinciden desde el punto de vista de dos observadores (que están cerca de los
relojes), en el sistema tenemos (Fig. 1.4):
![]() |
(1.2) |
es decir, la desigualdad (1.2) contradice la igualdad (1.1). Una
contradicción análoga con (1.1) se obtiene si se escribe la desigualdad desde el
punto de vista de dos observadores (que se encuentran cerca de los relojes) en
el sistema . Serán distintos incluso los valores de la diferencia de los
intervalos de tiempo.
Así pues estos cuatro observadores, al encontrarse posteriormente en un mismo punto y al discutir los resultados, no podrán ponerse de acuerdo. ¿Dónde está pues la objetividad de la ciencia?