Supongamos que dos colonias de terricolas y
se encuentran a una gran
distancia una de la otra (Fig. 1.1). En medio se encuentra un faro
. El faro envia
una señal a cuya llegada despegan de ambas colonias sendas naves con un gemelo
cada una. Preliminarmente se eligen iguales las leyes de la aceleración (para el
alcance de una gran velocidad). En el momento en que pasan volando una al lado
de otra (junto al faro) a una gran velocidad relativa, cada uno de los
astronautas debe ser más joven. Pero esto no es posible. Ellos, en ese momento,
se pueden fotografiar a sí mismos y anotar su edad en el reverso de la
fotografía (e incluso intercambiar las fotografías digitalmente). No apareceran,
pues, durante el frenado ulterior de uno de los astronautas, arrugas en la
fotografía del otro. Además, no se sabe con anterioridad cuál de los dos
astronautas querría moverse con aceleración para dar la vuelta y alcanzar al
otro.
Esta paradoja se puede reforzar si se formula como la paradoja de las
personas de la misma edad. (Ya que en la TER no se declara la traslación del
origen de coordenadas del tiempo, por ejemplo, como en el caso de los husos
horarios, sino el cambio de la duración del transcurso del tiempo).
Supongamos ahora que de cada una de las colonias despega una familia de
astronautas y supongamos que inmediatamente después del cese de todos los
movimientos acelerados (las aceleraciones se ha tomado iguales de antemano) en
cada una de las naves nació un bebé. Precisamente estos bebés se toman para la
comparación de edades. Toda la prehistoria del movimiento (desde el punto al punto
respectivamente) no existe para ellos. El hecho del nacimiento de cada bebé
puede ser confirmada por los observadores en los puntos
y
. Los bebés se distinguen porque
todo el tiempo se han movido uno con respecto al otro a una velocidad constante
. Hasta su
encuentro volarán un trayecto igual
. Este es un experimento puro, precisamente para comparar la duración
de los intervalos de tiempo y comprobar la TER. Supongamos, por ejemplo, que el
vuelo a una velocidad constante duró 15 años según el reloj que se encuentra en
la primera nave. Entonces, desde el punto de vista de la TER, el primer niño
razonará de la siguiente manera: durante todos estos 15 años de mi existencia el
segundo niño se movió con relación a mí a una gran velocidad, entonces su edad
debe ser menor que la mia. Si además se pone a calcular la edad del segundo niño
a partir del momento en que llegó la señal del punto
, entonces observará que, al
encontrarse con el segundo niño a lado del faro, deberá ver a un "bebé con
biberón". Exáctamente lo mismo pensará el segundo niño. Sin embargo, a
consecuencia de la total simetría del movimiento, el resultado es evidente: la
edad de tales " astronautas" será la misma (lo cual podrá ser confirmardo por el
observador que se encuentra en el faro).
Recordemos la explicación a la paradoja clásica de los gemélos (uno es
astronauta y el otro, terrícola). Se considera que estos gemelos no gozan de los
mismos derechos, ya que sólo uno de ellos se aceleró (que es precisamente el que
se anuncia como el más joven). Pero, antes de la aceleración, según la opinión
de cada hermano, el más joven debe ser el otro. Además, prácticamente, si uno de
los dos se acelera, el otro envejece más rápido. (¿Porque no les prohibimos a
los atronautas y a los deportistas acelerarse para que todos a su alrededor
envejezcamos menos?). Se sobreentiende que la " explicación" a la paradoja
clásica de los gemelos contiene contradicciones. Primeramente, todo se puede
hacer simétricamente; los astronautas pueden utilizar las fotografías antes y
después de la aceleración e incluso realizar un intercambio de fotografías en el
centro (¿no cambiarán, pues, los rotros de las fotografías!). En segundo lugar,
la " explicación" no puede estar en la aceleración. Remitamonos nuevamente a la
paradoja modificada de los gemelos (Fig. 1.1): con una misma velocidad
constante, grande y relativa se puede volar un tiempo distinto, por ejemplo, a
cuenta de una distancia inicial diferente, y se puede utilizar
la misma aceleración. Elijámosla, por ejemplo, igual a la aceleración de la
caida libre sobre la Tierra. Entonces el proceso de aceleración hasta alcanzar
velocidades relativistas durará alrededor de un año (y se puede elgir el
trayecto entero de mucho mayor tamaño: 100 o 1000 años luz). Evidentemente,
durante el transcurso de este año de movimiento acelerado no ocurrirá ni un
rejuvenecimiento ni un envejecimiento acelerados (especialmente si recordamos,
de la teoría de la relatividad, la equivalencia de un sistema acelerado y de un
sistema en el campo gravitacional: ¡ya que tenemos ahora condiciones análogas a
las condiciones terrestres más comunes!). Resulta que una misma aceleración (en
valor y en el tiempo de su acción sobre los mismos intervalos
y
) puede provocar un envejecimiento diferente, para la adaptación a las
fórmulas de desaceleración del tiempo de la TER, dependiendo del tiempo del
movimiento anterior a una velocidad constante relativa (100 o 1000 años); es
decir, falla la causalidad. Desarrollando esta idea se puede cambiar
constantemente el signo de la aceleración (
) y tendremos, entonces, un
envejecimiento adicional arbitrario (entonces no tienen sentido las fórmulas de
la TER para la desaceleración del tiempo a una velocidad constante). En tercer
lugar, la aceleración y la velocidad pueden ser diferentes para distintos
astronautas durante el proceso de movimiento pero siempre se puede organizar un
encuentro en un mismo punto y, según la opinión de cada uno, la edad de un mismo
objeto será diferente, lo cual es absurdo.
Veamos ahora otra variante de la paradoja, por ejemplo, la de los "n gemelos" (Fig. 1.2).
Supongamos que todos ellos toman naves que salen hacia diferentes direcciones
a partir del mismo centro de tal modo que todos los ángulos de salida entre
cualquier par de naves sean distintos (un
-polígono irregular). La gráfica de velocidades y
aceleraciones se ha definido idéntica de antemano (Las naves siempre se "
encuentran" sobre una cierta esfera con centro en
). A consecuencia del carácter
vectorial de las magnitudes, todas las velocidades y aceleraciones seran, por
pares, diferentes. Según la opinión de un determinado astronauta seleccionado,
cada uno de los otros debe envejecer en un diferente intervalo de tiempo (y así
desde el punto de vista de cada uno), lo cual no es posible (nuevamente, cada
astronauta se puede fotografiar antes y después de cada idéntica aceleración).
Los intentos de " explicar" las diferentes variantes de la paradoja clásica de los gemelos mediante diagramas auxiliares artificiales tiene un aspecto ingenuo. La física y las matemáticas son ciencias, por así decirlo, un poco diferentes. Es posible que a alguien en este caso le interese cómo cambian o giran los rombos, paralelogramos, triángulos y otras figuras puramente geométricas, pero todas estas recomendaciones para la salvación pseudocientífica y pedante de la TER nos recuerdan el arrogante MANUAL sobre "Como rascarse la oreja derecha con el pie izquierdo después de haberle dado dos vueltas alrrededor del cuello experimentando la misma sensación que una persona normal" (cuando se puede satisfacer la misma necesidad de una forma más natural). Pero incluso para tal "estado de las cosas" llama la atención el siguente hecho. En la física clásica cualquier camino lógicamente congruente conduce a un mismo resultado objetivo (cada observador puede imaginarse los razonamientos de cualquier otro observador e incluso valerse de ellos). Otro es el caso en la TER: algunos de los razonamientos que son completamente del mismo tipo deben ser arbitrariamente postulados como falsos (es decir, la elección del camino hay que ajustarla forzozamente a los resultados clásicos). Se obtiene una estupenda teoría: "aquí leemos, aquí no leemos, aquí viramos así, aquí volteamos así" y como dice la canción, "y en lo que al resto se refiere, preciosa marquesa, todo está bien, todo está bién". Se ha conspirado muy inteligentemente.