La no conservación en el caso general de las expresiones convencionales para
las energías y el impulso relativistas durante las coliciones de las partículas
conlleva también a la no conservación del impulso en la TER. Empero, la
expresión relativista del momento angular se desacredita fácilmente en ejemplos
mucho más sencillos [8]. Recordemos, por ejemplo la paradoja de la palanca. Sea
que dos fuerzas iguales en módulo actúan sobre dos brazos
iguales
, colocados en un ángulo
(Fig. 4.10).
El momento sumario de las fuerzas es igual a cero. La construcción permanece inmóvil. En la física clásica el resultado no depende en absoluto del sistema de referencia y no es necesario inventar ni conceptos físicos ni procesos, ni fenómenos, ni cálculos matemáticos nuevos.
Otra es la situación en la TER. Si alguien desde un cohete, que se mueve a
una velocidad a lo largo de uno de los brazos, simplemente se asoma a este sistema,
resulta que el momento sumario será diferente de cero. Como consecuencia de la
contracción de las longitudes y de la transformación de las fuerzas tenemos:
. La palanca deberá empezar a girar. Pareciera que tal
contradicción debería haber traido el rechazo de la TER y el regreso a la física
clásica, que da un resultado evidente y verdadero. Pero los relativistas
(siguiendo a Laue y a Sommerfeld) se fueron por otro camino [34]. " En nombre"
de la pseudociencia hay que sacrificar algo. Puesto que el sentido común para
los rerlativistas significa menos que la TER, entonces es necesario inventar el
pseudomomento faltante. Ahora si se apoya uno en algo (en la pared, por ejemplo)
o se utiliza una palanca, entonces hay que proveerse de ropa adicional: ¡a
través de uno fluirá " algo" (energía) y esta magnitud puede resultar enorme!
Más aun, los flujos (¿de sudor, quiza?) pueden resultar simultáneamente
diferentes si a uno lo observan desde diferentes cohetes en movimiento. Si uno
sostiene ambos brazos con la misma fuerza, entonces la energía de una de las
manos simplemente fluirá hacia el eje y se " asentará" en algún lugar. Sin
embargo, ¡no tengamos miedo! No se puede medir este " algo" de ninguna manera, y
a los relativistas ni les hace falta hacerlo: eso no es hacer física. Hace falta
sólo que las expresiones literales concuerden con los resultados evidentes (por
sentido común). Así, en vez de un efecto relativista categóricamente
no-observable (de lo contrarío se observaría una contradicción) se obtuvieron
dos efectos relativistas categóricamente no-observables que se compensan
exáctamente uno al otro. Tales trucos funcionan con muchos (las letras
concuerdan, pues) a pesar de que el "residuo seco" de todas las "invensiones
semejantes" es el de antemano evidente resultado clasico.