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Introducción

Comúnmente los típicos libros de texto sobre la TER inician con la descripción de la supuesta crisis de la física y de los experimentos precedentes a la aparición y confirmación de la TER. No obstante, existe la idea [38] de que la creación de la TGR es una simple "ruptura" que no necesita un fundamento experimental. El autor no está de acuerdo con tal opinión, ya que la física está primeramente para explicar el mundo real y encontrar los enlaces entre las magnitudes físicas observadas (conmensurables). Aun así, iniciaremos este libro no con el análisis de los experimentos, sino con el análisis teórico de de la cinemática relativista. La cuestión está en que un mismo fenómeno observado se puede tratar interpretar de formas completamente diferentes mediante diversas teorías (en la física esto ha sido y será siempre así). Empero, lo común es rechazar cualquier teoría al encontrar contradicciones lógicas en ella. En la historia de la física constantemente varian las interpretaciones de muchos fenómenos. Y no hay que pensar, respecto a tales cambios, que el siglo pasado fue el último.

En los libros de texto sobre física general y teórica y en la literatura de divilgación científica se han promocionado, de manera casi mercadotécnica, diversas tesis en apoyo a la teoría de la relatividad: "sobre la importancia práctica de la teoría de la relatividad", "sobre la unicidad y consistencia de todos los cálculos matemáticos y las consecuencias de esta teoría", "sobre la simplicidad y elegancia de las fórmulas", "sobre la completa confirmación de la teoría por los experimentos", "sobre la ausencia de contradicciones lógicas". Si dejamos de lado, por ahora, las cuestiones sobre la dinámica de partículas (que serán analizadas en el Capítulo 4) y examinamos sólamente los conceptos cinemáticos, entonces se hace obvio el nulo "significado práctico de la teoría de la relatividad". La unicidad y la legitimidad teórica de la cinemática relativista también pueden ser puestas en duda [58,65,102,111]. En [48-50,52] se analiza minuciosamente una serie de paradojas lógicas relacionadas con los conceptos básicos de tiempo, espacio, relatividad de la simultaneidad y se muestra la total inconsistencia lógica de la teoría especial de la relatividad (TER). Ahí también se muestra la inconcistencia experimental de la TER (el Capítulo 3 del presente libro está dedicado a estas cuestiones) y se describe, como una especie de demostración de la no unicidad de la solución, la posibilidad de la parametrización parcial de todos los cálculos de la TER (tal parametrización no fue el propósito principal de los trabajos citados; ella será expuesta en los Apéndices en calidad de hipótesis parcial).

En el presente capítulo se expone detalladamente la crítica a los conceptos cinemáticos de la TER y se pone especial atención a una serie de errores "verosímiles" de los libros de texto. Todo esto nos obliga a regresar a los conceptos clásicos de tiempo y espacio, que ya Newton hubo formulado en sus Principios matemáticos de la filosofía natural, generalizando brillanetmente los trabajos de sus predecesores (en primer lugar aquellos de los antiguos griegos). Los relativistas procuraron, a como diera lugar, destruir las anteriores concepciones (reparando, principalmente, en la palabra " absoluto") y consolidar a cualquier precio algo "grande y propio", pero no pudieron dar ellos mismos ninguna definición de tiempo, espacio y movimiento sino que simplemente manipularon las palabras mencionadas anteriormente. Por eso es necesario dar como introducción aunque sea unos breves comentarios sobre los conceptos clásicos newtonianos [28].

Newton, partiendo de las necesidades prácticas de las ciencias naturales, percibió que los conceptos mencionados eran exelentemente "comprendidos y utilizados prácticamente" por cualquier ser vivo, por ejemplo, por los insectos (incapaces de pensar abstractamente, según la opinión de la gente). Luego, estos conceptos atañen a los conceptos fundamentales, es decir, no pueden definirse a partir de culaquier otro concepto. Esto significa que sólo se puede enlistar aquello que se entiende bajo estos conceptos o utilizarlos en la práctica, y separar la abstracción que se supondrá en los cálculos matemáticos idealizados. Por eso Newton dividió de manera estricta el tiempo matemático absoluto, real, o la duración (todo esto, en nuestro caso, ¡son sinonimos!) del tiempo usual, al parecer, relativo. De esta manera, el tiempo significa una confrontación matemática de la duración del proceso investigado con la duración del proceso prototipo. La posibilidad de introducción de un tiempo único en la física clásica no estuvo relacionada directamente con el evidente carácter finito de la velocidad de transmisión de las señales. Más bien, la obtención de un tiempo único esta relacionada con la plena confianza de que se puede calcular el tiempo, con una exactitud práctica dada, a partir del tiempo local. De forma completamente análoga, Newton separó el espacio absoluto del relativo, distinguió el lugar absoluto del relativo y separó el movimiento absoluto del relativo. Si una de las metas de la ciencia es considerar la búsqueda de los enlaces causa-efecto de los fenómenos, entonces un momento positivo básico del planteamiento clasico consiste en el aislamiento del objeto de investigación del resto del Universo. Por ejemplo, en la gran mayoría de los casos el "movimiento de los ojos del observador" no ejerce una influencia notable sobre un proceso concreto que esté ocurriendo, y menos aun sobre el resto del Universo. Claro que tienen lugar "efectos aparentes" pero comúnmente se libra uno de ellos mediante la gradación de los aparatos, el reconteo, etc., para concentrarse precisamente en el proceso investigado. Los conceptos clásicos de la cinemática fueron prácticamente introducidos por Newton para la determinación de puntos de referencia y estándares independientes del proceso en estudio. Esto crea una base para la descripción única de los fenómenos más diversos, la intersección de diferentes áreas del conocimiento y la simplificación de la descripción. Y tambien, intuitivamente los conceptos clásicos coinciden con aquello que se nos da en sensaciones y no valerse se ello es lo mismo que "caminar con las orejas". El desarrollo de la ciencia a lo largo de los siglos muestra que las concepciones clásicas de la cinemática (que ya los antiguos griegos habían empezado a formar) no conducen ni a contradicciones lógicas internas ni a contradicciones con los experimentos.

Pasemos ahora a aquello que los relativistas "hicieron" en esta área y analicemos las contradicciones lógicas de los conceptos básicos de espacio y tiempo en la TER. Empecemos por el concepto del tiempo.


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Arteja S.N.