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Prefacio

Este libro está dedicado a mis padres:
personas bondadosas, honestas y sabias.

Aunque los logros de la técnica en el siglo pasado fueron bastante impresionantes, hay que reconocer que los logros de la ciencia fueron mucho más modestos (contra lo que pregona la propaganda paracientífica). Todos estos alcances se pueden atribuir mas bien a los esfuerzos de los experimentadores, ingenieros e inventores que a las irrupciones de la física teórica. El valor de las " explicaciones post factum" es de todos conocida. Además, es preferible evaluar de forma realista las "pérdidas" relacionadas con tales "irrupciones" de los teóricos. La principal "pérdida" del siglo pasado fue la de la unidad e interacción de toda la física, es decir, de la unicidad de la concepción y de la forma de abordar las diferentes áreas de la física. La física actual representa claramente un "cobertor de retazos", con el cual se intenta cubrir los inconmensurables "montones" de investigaciones dispersas y de hechos sin relación. Contra la artificialmente sostenida opinión acerca de que la base de la física actual son algunas teorías fundamentales bien comprobadas, con demasiada frecuencia se observan hipótesis ad hoc (para un fenómeno concreto) y correciones científicas de los cálculos hacia el "sentido necesario": como lo hacen los estudiantes que ya han visto con anterioridad la respuesta correcta a la tarea que resuelven. La capacidad de predicción de las teorías fundamentales en las aplicaciones prácticas resulta cercana a cero (contrario a las afirmaciones de los "showmen" de la ciencia). En primer lugar esto se refiere a la teoría especial de la relatividad: todos "sus" resultados que se han comprobado en la práctica fueron obtenidos o bien antes de la creación de dicha teoría o bien sin utilizar sus ideas (frecuentemente por sus adversarios) y sólo después, con el esfurzo de los "recolectores", fueron " asignados" a la lista de sus logros.

Pareciera que la teoría de la relatividad se integró solidamente a la física contemporánea y que no hace falta " escarbar" en sus fundamentos, sino simplemente terminar de construir los "pisos superiores del edificio". Al criticar esta teoría sólo puede uno "complicarse la vida" (recordemos el fallo del Presidium de la Academia de ciencias de la URSS, que equiparó la crítica a la teoría de la relatividad con la invención del perpetuum mobile). Las revistas científicas de prestigio están dispuestas a discutir tanto las hipótesis que no pueden ser comprobadas en los siguiente mil millones de años, como aquellas que nunca podrán ser comprobadas. Sin embargo, difícilmente cualquier revista científica se atreve a discutir las principales cuestiones de la teoría de la relatividad. Pareciera que la situación debería ser la contraria. Puesto que las bases de dicha teoría se enseñan no solamente en las instituciones de educación superior sino tambien en el colegio, entonces, ante la aparición de la menor duda, todas las preguntas deberían ser discutidas minuciosamente por la sociedad científica para "no hechar a perder a las generaciones jóvenes".

No obstante, existe una poco numerosa pero muy activa e importante sección de la élite científica que se comporta de una manera extrañamente confidencial. Con un aspecto lo más seriamente paternalista pueden discutir acerca de "los elefantes amarillos de colas rosas" (las partículas superpesadas dentro de la Luna, que indudablemente debieron haber quedado depués de la Gran Explosión o alguna otra cosa por el estilo) pero ante el intento de discutir sobre la teoría de la relatividad ellos, como a la señal de un centro común, se comportan de manera tan activa que parecieran estar siendo despojados de su ropa interior, bajo la cual podría ser encontrado algun "lunar". Pudiera ser que simplemente "tengan órdenes de destruir urgentemente" y entonces lo mezclan todo con lodo, frecuentemente sin leer siquiera los trabajos (afortunadamente, hasta ahora el autor se ha librado de caer en tales situaciones). Y cualquier crítica, incluso la más odiosa, puede contener algún grano de racionalidad capaz de mejorar su propia teoría.

La teoría de la relatividad pretende jugar no sólo el papel de una simple teoría (por ejemplo, como uno de los métodos de cálculo en el apéndice sobre la teoría del electromagnetismo), sino el papel de un primer principio, incluso de un principio "superior", capás de anular cualquier otro principio o concepto comprobado: el espacio, el tiempo, la ley de la conservación, etc. Asi pues, la teoría de la relatividad debería estar preparada para comprobaciones lógicas y experimentales más minuciosas. Como se mostrará en el presente libro, dicha teoría no resiste la comprobación lógica.

La teoría de la relatividad representa, de manera figurada, un ejemplo de las llamadas construcciones imposibles (el cubo irreal en la portada de este libro, etc.), donde cada uno de los elementos locales no es contradictorio. La teoría observada no contiene errores matemáticos locales. Sin embargo, al sólo decir que la letra $t$ simboliza el tiempo real, se puede seguir inmediatamente la construcción y encontraremos una contradicción. Una situación semejante ocurre con las características espaciales, etc.

Nos enseñan durante mucho tiempo que se puede vivir con las paradojas, aunque las "paradojas" iniciales de la teoría fueron transformadas por los relativistas en simples " extravagancias". En realidad, cada persona normal entiende que si en una teoría existe una contradicción lógica real, entonces hay que elegir entre la lógica, sobre la cual se basa toda la ciencia, y esta teoría particular. Por supuesto que la elección no puede inclinarse hacia esta teoría particular. Precisamente por eso este libro inicia con las contradicciones lógicas de la teoría de la relatividad y a las preguntas lógicas se les ha dedicado aquí la principal atención.

Cualquier teoría física que describa un fenómeno real puede ser comprobada experimentalmente según la forma "si-no". Los relativistas también apoyan formalmente tal actitud: lo que no se ha comprobado experimentalmente, no existe. Puesto que la teoría de la relatividad deberá pasar a la física clásica en la región de bajas velocidades (por ejemplo, para la cinemática) y el resultado clásico es unívoco (no depende del sistema de observación), los relativistas frecuentemente tienden a demostrar la ausencia de contradicciones en su teoría mediante la introducción de paradojas en su único resultado, el cual coincide con el resultado clásico. Así, esto resulta ser una confesión de la no observación de los efectos cinemáticos de la teoría de la relatividad, lo cual significa su ausencia real (es decir, el punto de vista inicial de Lorenz sobre el carácter auxiliar de las magnitudes relativistas introducidas). Los relativistas intentan " explicar" muchos de los momentos polémicos de diferentes maneras: a cada uno se le permite inventar los detalles inexistentes del "traje nuevo del emperador". Este hecho también es una señal indirecta de la ambivalencia de la teoría. Los relativistas intentan aumentar el valor de su teoría, poniendo en concordancia con ella la mayor cantidad posible de teorías, incluidas aquellas áreas completamente no relativistas. La artificialidad de tal "telaraña" globalista de relaciones es obvia.

Además de los relativistas, la teoría de la relatividad es también defendida (como campo de su actividad) por los matemáticos, quienes olvidan que los físicos tienen sus propias leyes. En primer lugar, la confirmación de ciertas deducciones finales no demuestra la veracidad de la teoría (del mismo modo que de la veracidad del teorema de Fermat no se sigue la veracidad de todas las "demostraciones" presentadas a lo largo de 350 años, así como del movimiento aparente de las estrellas y los planetas no se implica la existencia de esferas de cristal). En segundo lugar, incluso en las matemáticas existen condiciones adicionales, dificilmente expresables mediante formulas, que complican la búsqueda de soluciones (por ejemplo, la condición: encontrar la solución en números naturales). En la física, tal hecho se expresa, por ejemplo, en el concepto de "sentido físico de las magnitudes". En tercer lugar, si las matemáticas pueden investigar cualquier objeto (tanto realmente existente como irreal), la física se dedica a buscar los enlaces existentes sólo entre las magnitudes físicas realmente medibles. Claro que se puede descomponer una magnitud física real en una combinación de ciertas funciones o ponerla en una función complicada y "componer" el sentido de tales combinaciones. Pero esto no es más que un ejercicio colegial matemático de sustitución, el cual no tiene ninguna relación con la física, por más complicado que sea.

Dejemos a la conciencia de los "showmen de la ciencia" el deseo de engañar o ser engañados (a favor de sus propios intereses) e intentemos desapasionadamente analizar ciertos momentos dudosos de la teoría de la relatividad.

Notemos que, a lo largo de la existencia de la teoría de la relatividad, han aparecido más de una vez artículos con paradojas, críticas sobre los experimentos relativistas, se han hecho intentos de corregir dicha teoría, de resucitar la teoría del éter. No obstante, la crítica ha tenido, como regla, un carácter particular y ha tocado solamente aspectos separados de esta teoría. Tan sólo a finales del siglo pasado aumentó considerablemente el flujo de las críticas asi como su calidad (los títulos de los artículos y los libros que se dan al final de este libro, en la bibliografía, hablan por sí mismos).

Hay que reconocer que, a diferencia de la crítica, existe una apologética profesional y fundamental de la teoría de la relatividad [3,17,19,26,30,31,33-35,37-41]. Por esto, el principal objetivo que se planteó el autor fue el siguiente: dar una critica consecutiva y sistemática de la teoría de la relatividad, apoyándose precisamente en una buena apologética de dicha teoría. Siguiendo la tradición tácita habitual, la principal parte del presente libro pasó el control en importantes revistas científicas internacionales (GALILEAN ELECTRODYNAMICS, SPACETIME & SUBSTANCE). Como resultado, la tarea planteada se realiza paulatinamente, empezando con los trabajos [48-55], donde se ven de manera detallada los experimentos que forman la base de la teoría de la relatividad, los conceptos cinemáticos básicos de la teoría especial de la relatividad y de la teoría general de la relatividad, los conceptos dinámicos y las consecuencias de la dinámica relativista. Entre todo el conjunto de trabajos críticos prácticamente no los hay sobre la dinámica relativista. Este hecho es una de las principales razones de la aparición del presente libro.

Esta obra es una generalización de los trabajos publicados desde una posición común (además, las sutilezas de la lógica siempre se perciben mejor en la propia lengua materna). Cada punto cuestionable de la teoría de la relatividad será discutido, según sea posible, independientemente de los otros para que se pueda observar de la manera más amplia posible todo el "cuadro del absurdo". Sin embargo, para economizar espacio, en esta obra no se han anexado las citas de los momentos discutidos, extraidas de los libros de texto. Por eso se presupone que el lector está familiarizado con las bases de la teoría de la relatividad. Además, en este libro se discute no solamente la interpretación común de la teoría, sino también las posibles " alternativas relativistas". Esto se ha hecho para el caso aquel en que alguién se vea tentado a realizar, bajo una dudosa interpretación, otra elección relativista y corregir la teoría de la relatividad. El "monstruo" ha muerto hace mucho y no vale la pena resucitarlo, esa es la opinión del autor.

La elección de la lógica consecutiva utilizada para exposición no fué fácil: en cada pregunta surge el deseo de exponer inmediatamente en ese mismo lugar del libro todos los matices anexos, lo cual es imposible. El autor tiene la esperanza de que si al lector le alcanzan la fuerza y la paciencia para llegar al final del libro, entonces se habrán resuelto consecutivamente la mayoria de sus preguntas espontaneas. La estructura del libro es la siguiente. En el Capítulo 1 se da la crítica de los conceptos relativistas del tiempo, el espacio y de muchos otros aspectos de la cinemática relativista. El Capítulo 2 está dedicado a la crítica a las bases de la teoría general de la relatividad (TGR) y la cosmología relativista. En el Capítulo 3 se dan las aclaraciones sobre el fundamento experimental de la teoría de la relatividad. Aquí no vamos a hacer un análisis detallado de los experimentos que tienen relación sólo con el electromagnetísmo o con las diferentes hipótesis particulares del éter (ese tema es enorme por sí sólo), sino que analizaremos esclusivamente los experimentos generales que se refieren sólo al sentido mismo de la cinemática y la dinámica relativistas. El Capítulo 4 contiene la crítica a los conceptos dinámicos de la teoría especial de la relatividad (TER), a los resultados y a las interpretaciones de la dinámica relativista. Se dan conclusiones breves para cada capítulo. En los apéndices se analizan hipótesis particulares.


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Arteja S.N.